8 de marzo de 2009

PIERRE CORNEILLE

Fue el primero de los maestros franceses de la tragedia clásica. Su primer gran éxito fue El Cid (1636 ó 1637). Corneille intentaba utilizar las unidades aristotélicas de lugar, tiempo y acción, pero la tensión dramática de sus tragedias era psicológica, derivada de las aspiraciones y frustraciones de los personajes en su esfuerzo por lograr la grandeza con el ejercicio supremo de la voluntad. Jean Baptiste Racine, sucesor de Corneille, fue incluso más valorado. Menos retórico y menos formal, logró más naturalidad en sus obras; utilizó pasajes líricos, que enriquecieron sus últimas obras dramáticas con el uso de coros, emplazamientos espectaculares, alternando temas clásicos, por ejemplo, Bérénice (1670) y Fedra (1677), con temas bíblicos en Esther (1689) y Athalie (1691). En todas sus obras dramáticas las protagonistas principales eran mujeres, y las tensiones dramáticas giraban en torno a las vicisitudes del amor.



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